Estuvimos enviándonos mensajes y hablando por lo vagini durante un mes, ya que nadie se podría enterar de nuestro viaje, porque somos un grupo cerrado, fue divertido hasta los preparativos.
Después de muchos cuchicheos llegó el dia, fuimos hasta Girona a coger nuestro vuelo, ibamos muy animadas y predispuestas a pasarlo muy bien, cogimos el avión y a nuestra llegada estaba el transporte del riad esperándonos (siempre es un alivio) cuando nos montamos en la furgoneta ya nos dimos cuenta que estábamos en Marruecos, 3 carriles donde sólo cabian 2 coches, motos, bicis, burros arrastrando carros, todo el mundo pitando y gritando nos daban la bienvenida a Marruecos.
La medina de Marrakech es muy estrecha y los coches no tienen acceso por lo que el coche aparcó fuera y tuvimos que acceder al riad andando, de noche y con la Cristi quejándose: Si me querías matar haberme tirado al agua, la verdad que yo porqué ya habia estado pero en esos momentos pensé que igual no era el mejor destino que podríamos haber escogido, así que llegamos al hotel y era precioso, una típica casa árabe con un patio interior y su piscina.
La niñas se atrincheraron en la habitación y no querían salir a cenar, su primera impresión del país habia sido impactante por lo que pensaban quedarse los 3 dias en el hotel pidiendo comida a domicilio.
Couscus con sorpresa de chapa refresco |
El domingo nos levantamos con dolor de cabeza, ya que compartimos habitación y ya se sabe 3 mujeres solas no pueden callar, estuvimos riendo y charlando hasta altas horas de la noche, al dia siguiente desayunamos en la terraza del riad, fue un desayuno espectacular, con un zumo de naranja muy bueno (luego descubrimos que le ponen cantidades enormes de azúcar),.
Desayuno espectacular en la terraza del Riad |
Luego nos tocó encontrar el riad donde hacían el curso de cocina la cual nos habíamos apuntado, árdua tarea en Marrakech, ya que hay 1000 callejuelas y todas iguales y los mapas no son demasiado precisos, ni los propios habitantes de la ciudad sabian donde se encontraba la calle exacta, pero después de un poco de apuro conseguimos llegar a LA MAISON ARABE, un riad precioso donde realizamos el curso de cocina, nos dieron una charla en inglés sobre todas las espécies árabes y lo importante que eran para la cocina tradicional, luego nos llevaron a una sala con cocinas individuales donde se impartió el curso, la verda que fue una experiencia muy positiva, hacer un curso de cocina y encima en otro país viendo como se cocina en otro país fue muy interesante. Después pudimos disfrutar de lo que habíamos cocinado en un mesa en la terraza al lado de la piscina, eso si yo me puse mala, malisima y no probé nada de nada, que lástima porque tenía muy buena pinta.
Después de comer fuimos a dar una vuelta por el zoco y la Cristi que estaba un poquito cansada se hice una siestecilla, Helena y yo aprovechamos para callejear por el zoco, Marrakech no tiene demasiados museos, ni edificios singulares para visitar, lo mejor que tiene es empaparte por todos los sentidos de la esencia de marruecos y creo que el mejor lugar para hacerlo es el zoco, nos perdimos un millón de veces y nos volvimos a encontrar, una experiencia auténtica.
Comprando babuchas en el zoco |
Llegamos al Riad y nos arreglamos para ir a la cena-espectáculo CHEZ ALI.
Aquí empezó nuestro dolor de cabeza |
Como un castillo de las mil y una noches |
Couscous para diez personas o más |
Cordero al horno |
Pastilla |
Al dia siguente era el dia de nuestra vuelta, la noche fue igual de parlanchina y volvimos a desayunar en la terraza chill-out las viandas que nos trajo el amable camarero. Fuimos al zoco a acabar de hacer compras y a charlar y a negociar con los comerciantes, que siempre tienes la impresión de que te la están pegando, que seguro que es así, porque ellos tienen mucha más experiencia que nosotras, pero el regateo, tambien tiene su encanto. para el regateo cada una tenia una táctica, la Helenita se cabreaba con los vendedores y decía que todo era demasiado caro, la Cristi le tiraba los trastos para que le hicieran alguna que otra rebaja y yo me hacía la graciosa, pero creo que aún con nuestras artimañas nos la colaron más de una vez pero en el fondo fue muy divertido.
Vista del patio interior |
Terraza desde donde se veia la torre Koutoubia |